La parada militar de Trump: narcisismo, negocios bélicos y represión
Por Angel Rodríguez
La parada militar organizada por el gobierno de Donald Trump el pasado sábado 14 de junio en Washington representa un despliegue autoritario y militarista que busca legitimar su poder, mientras el gobierno federal utiliza a la Guardia Nacional, apoderada del gobierno de California, y a los Marines para reprimir protestas contra las redadas abusivas de ICE contra inmigrantes en ciudades como Los Ángeles.
Esta parada por las calles de Washington D.C., donde se desplegaron miles de soldados del U.S. Army, vehículos blindados, aviones y helicópteros de guerra, tuvo la participación de altos funcionarios del gobierno de Donald Trump, como el vicepresidente J.D. Vance y el secretario de Defensa, el supremacista blanco Pete Hegseth. La justificación inicial de la parada fue la celebración de los 250 años del Ejército de Estados Unidos, pero esta parada militar, la cual no se había visto de esta manera desde la Primera y Segunda Guerra Mundial, coincidió también con el cumpleaños número 79 del monarca Donald J. Trump. El presidente 47 organizó con fondos federales de la clase trabajadora un cumpleaños con el tema militarista y autoritario, no solo para desplegar el poderío militar en las calles de Estados Unidos, sino también para alimentar su ego y narcisismo.
Esta parada tuvo un precio alto: se calcula que movilizar esas tropas y vehículos militares costó cerca de 47 millones de dólares, algunos estiman aún más. Este despilfarro del dinero de la clase trabajadora, en tiempos donde supuestamente quieren bajar los gastos de dineros federales mediante recortes a los servicios para los pobres y marginados, es un descaro ante las necesidades que están sufriendo las comunidades en Estados Unidos, más aún ante los inminentes recortes a servicios de salud y alimentación. Pero el costo de esta parada no es lo más alarmante. Claramente Trump quiere demostrarle a todos sus opositores que él es el comandante en jefe de la fuerza militar más poderosa del mundo y que está dispuesto a usarla no solamente para los enemigos foráneos, sino también para los enemigos internos del Partido Republicano bajo el régimen trumpista. Esta normalización de fuerzas militares en las calles es una tendencia autoritaria del Estado para demostrar la capacidad que tiene de reprimir las protestas y la organización de la clase trabajadora en Estados Unidos.
Corporaciones aliadas y el negocio detrás del desfile
Como si fuera poco, la militarización de las calles se combinó con auspicios corporativos. Mientras la parada pasaba frente al escenario donde el monarca Trump estaba sentado, en la pantalla se veían anuncios de compañías como Coinbase y Palantir. Los dueños de estas compañías fueron millonarios contribuyentes a la campaña de Trump y ahora son secuaces en el actual régimen trumpista. Coinbase, la plataforma de criptomonedas, ya está cobrando su dinero invertido en la campaña de Trump, cabildeando a favor de la desregulación de este sector financiero, mientras que Palantir ya tiene contratos militares ascendentes a 1,000 millones de dólares con el Ejército de Estados Unidos. Entre los contratos de Palantir se encuentra el proyecto MAVEN, que utiliza la inteligencia artificial para identificar objetivos militares, así como la más reciente plataforma Foundry, que centralizará la colección de datos de todo el componente estatal, colocando en manos de esta compañía la información de toda la clase trabajadora en Estados Unidos para fines de vigilancia y represión.
Este cumpleaños de Trump con el tema militarista autoritario fue patrocinado y organizado por la America 250 Foundation, dirigida por excolaboradores de Trump y financiada por empresas como Oracle, Lockheed Martin y Amazon. Claramente esto fue una fiesta entre amigos para afianzar su influencia económica dentro del complejo militar-industrial, donde estas grandes corporaciones con intereses bélicos fueron a celebrar y a comprar aún más influencia del monarca Trump en un momento histórico donde siguen en escalada las guerras imperialistas en muchos frentes de guerra. Más allá de la demostración de poderío militar ante un escenario volátil de guerras, también fue un cierre de negocios entre los capitalistas de la alta tecnología, la industria armamentista y Trump.
Guerras imperialistas y represión interna
El conflicto en Rusia y Ucrania ha ido en escalada. A pesar de que Trump dijo que lo resolvería en el día uno, los ataques continúan. El más reciente ataque de Ucrania, la operación Telaraña, ha demostrado el uso de la tecnología de inteligencia artificial en el campo de guerra. Los auspiciadores de la parada militar definitivamente luchan y han diseñado el futuro de las guerras imperialistas. Así también, la fiesta militar autoritaria de Trump es una muestra más de poder ante la reciente guerra declarada de Estados Unidos a Irán y su alianza con Israel en este peligroso conflicto en el Medio Oriente que tiene el potencial de convertirse en uno nuclear.
Mientras se transmitía en pantalla la parada militar, a la misma vez se mostraban las protestas de ese mismo día con la consigna No Kings en las ciudades más importantes de Estados Unidos y en muchos pueblos pequeños y suburbios. Esta manifestación convocó a millones de personas a la calle. La consigna era en clara respuesta a la parada militar autoritaria y a las medidas represivas del gobierno Trump, en especial las redadas de ICE contra los inmigrantes. Aunque convocada por organizaciones sin fines de lucro afines al Partido Demócrata y promocionada por Christy Walton, heredera del imperio Walmart, esta movilización logró sacar a la calle a una cantidad de personas que no se veía en Estados Unidos en varios años. Irónicamente, mientras en Washington se desplegaba el poderío militar para los enemigos de Estados Unidos domésticos y en el exterior, se utilizaban fuerzas militares para amedrentar protestas en Los Ángeles y en las ciudades más importantes de Texas. En Washington la celebración de los militares y en estas ciudades su verdadera cara: el aparato represivo del Estado en acción.
El camino independiente de la clase trabajadora
La fiesta militar autoritaria de Trump es un acto más que busca legitimar su poder ante el descontento social y las protestas dentro de Estados Unidos y ante su política imperialista en el exterior. Aunque los aliados del Partido Demócrata convocaron las masivas protestas bajo la consigna anti-Trump No Kings, las masas que ocuparon las calles en su mayoría son de la clase trabajadora. En sus pancartas se reflejaba la indignación colectiva contra las deportaciones de inmigrantes, las políticas represivas de Trump y el genocidio en Palestina.
Las multitudes en estas protestas, ante la avanzada autoritaria de Trump, demuestran la capacidad colectiva de la clase trabajadora en Estados Unidos. Los demócratas buscarán el oportunismo político para dirigir este disgusto hacia la legalidad dentro de la obsoleta democracia burguesa, la misma que está utilizando Trump para su régimen autoritario. Los trabajadores y trabajadoras debemos seguir nuestro propio camino organizativo y no caer en la trampa de la democracia burguesa de votar por el menos malo cada cuatro años. La resistencia ante el aparato represivo de ICE en nuestras comunidades y la militarización en nuestras calles puede ser el primer paso hacia la organización y la defensa de una democracia real, construida desde la base, en nuestras comunidades y centros de trabajo, por y para la clase trabajadora sin distinción de raza, nacionalidad, género, religión ni ninguna otra división que nos han impuesto.
Ante la avanzada autoritaria y militar en su parada de cumpleaños de Trump, solo la clase trabajadora en Estados Unidos bien organizada, fuera del Partido Demócrata y Republicano, puede demostrar la fuerza para decirle a Trump y sus secuaces que no queremos sus guerras imperialistas ni la represión de nuestras comunidades por aparatos militares. Solo la organización independiente de la clase trabajadora en cada sector puede poner fin a la represión y a las guerras imperialistas, construyendo una alternativa al gobierno capitalista que nos lleva a la destrucción.