Jugando Pelota Dura: Los que viven del Gobierno llaman 'vagos' a los que trabajamos

Por Isabelino Montes

En el programa Jugando Pelota Dura, los ataques contra la clase trabajadora y sus capas más pobres ya no son insinuaciones: son ofensivas abiertas. Bajo la fachada de un “debate democrático”, el panel que dirige este espacio mantiene una línea editorial consistentemente clasista, reaccionaria y funcional a los intereses del capital.

Durante las manifestaciones del 1ro de mayo —el Día Internacional de la Clase Trabajadora— los productores del programa publicaron un video de una manifestante en Rincón, en un altercado con un agente de la policia, acusándola de haberlo agredido verbalmente. Plantearon que estó había sucedido en las manifestaciones del primero de mayo y no fue hasta después de que lanzaran toda su perorata contra la clase trabajadora, presentándola como confrontativa y violenta, que un propio agente presente en la escena desmintió esa versión: la supuesta agresión no ocurrió el Día Internacional de la Clase Trabajadora. Pero el daño ya estaba hecho. La narrativa criminalizadora, como de costumbre, fue lo primero que lanzaron al aire.

No fue un caso aislado. Hace apenas unos días, en el contexto de la reducción de fondos federales, el exsenador Jorge Colberg —hombre del aparato colonial y figura recurrente del programa— se atrevió a declarar que “se acabó la vagancia en Puerto Rico”. Y lo hizo sin sonrojarse, como si no hubiese sido él parte del andamiaje político que amarró al país a la dependencia de fondos federales para sostener un gobierno incapaz de garantizar derechos básicos. El colmo de la hipocresía: quienes viven del Estado llaman vagos a los trabajadores/ad que lo sostienen.

Ferdinand Pérez, moderador del programa, en lugar de cuestionar esta postura o discutir el problema estructural de los salarios insuficientes, reforzó la narrativa. No dicen nada sobre quienes trabajan por debajo de la mesa o en la economía informal porque el salario legal no les da para vivir. No dicen nada de quienes tienen dos empleos y aún así no logran cubrir sus necesidades básicas. Es más fácil repetir el libreto: “vagos”.

Pero la realidad los desmiente.

Las cifras del Departamento del Trabajo de Puerto Rico para 2024 son claras:

  • Tasa de participación laboral: 45.4%

  • Tasa de empleo activa: 42.9%

  • Tasa de desempleo: 5.5%

  • Economía informal: representa al menos 16.8% de la actividad económica

  • Receptores del PAN: cerca del 40% de la población

  • Salario promedio semanal: $688

  • Costo básico de vida: alrededor de $3,200 mensuales para una familia promedio

Estas cifras no hablan de vagancia. Hablan de explotación, de salarios de hambre, de trabajadores pobres que aun con empleo tienen que recurrir a ayudas como el PAN. En 2023, más de 215,000 personas que recibían el PAN ya estaban en la fuerza laboral, y otras 226,000 tenían potencial de integrarse. Incluso existen programas que incentivan el trabajo a tiempo parcial sin perder el PAN, precisamente porque se reconoce que el salario no da.

¿Dónde está la vagancia, entonces?

¿En la trabajadora que recibe asistencia alimentaria mientras cuida a sus hijos y trabaja limpiando casas por $9.50 la hora? ¿O de los políticos que viven de contratos públicos y se sienta en un panel a repetir propaganda clasista?

Estos ataques mediáticos tienen una función clara: dividir a la clase trabajadora. En lugar de señalar a los verdaderos responsables del empobrecimiento —los empresarios que pagan sueldos de miseria y los políticos que los protegen—, los medios como Pelota Dura colocan el foco en las víctimas. Silencian el hecho de que la economía se sostiene con trabajadores subcontratados, sin derechos plenos, muchos de ellos migrantes y explotados en la sombra de la informalidad.

Ni Colberg, ni Ferdinand Pérez, ni sus jefes empresarios mencionan que la subida al salario mínimo a $10.50 por hora no compensa la escalada brutal en el costo de la vida. No les interesa decir que el capital no puede garantizar empleo digno porque eso chocaría con sus niveles de ganancia. Lo que hacen, en cambio, es despreciar a los pobres, a los que luchan, a los que viven la contradicción del sistema capitalista todos los días.

La verdad es esta: la pobreza no es sinónimo de vagancia, es consecuencia directa de la explotación capitalista.

Y la clase trabajadora no solo lo sabe: lo vive.

Por eso decimos con claridad: la clase trabajadora necesita medios de comunicación propios.

Medios que hablen desde su experiencia y para su organización política. Medios que no estén al servicio del capital, sino de la lucha y organización obrera. Por eso el Nexo Revolucionario Media se pone al servicio de los trabajadores/as y de los sectores en lucha. Para hacer de la comunicación una herramienta de agitación, análisis y acción política.

Porque ya basta de que nos llamen vagos los que viven del saqueo y la mentira.

Porque los verdaderos vagos son los que se enriquecen sin trabajar, a costa del trabajo ajeno.

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