Ricardo Santos desenmascara a Ferdinand Pérez en Pelota Dura: la culpa no es de los obreros y obreras

Por Bianca Morales

El líder obrero y exintegrante de la Unión de Trabajadores Independientes de la Autoridad de Energía Eléctrica (UTIER), Ricardo Santos, desenmascaró en vivo, en el programa Jugando Pelota Dura, una verdad irrefutable que los trabajadores y trabajadoras de ese gremio llevan años denunciando: los trabajadores no desmantelaron la AEE.

No muchas veces los programas burgueses del bipartidismo colonial, como Jugando Pelota Dura, abren espacio a un panel compuesto solo por obreros. Pero esta vez, Ricardo Santos le dio un buen "batazo" a Ferdinand Pérez y su equipo. Junto a él estuvo Ronald Vázquez, portavoz de la Alianza de Empleados Activos y Jubilados de la AEE. Ninguno de ellos fue allí a politiquear ni a dar rodeos, fueron a decir la verdad con claridad.

Ricardo Santos le dejó claro a Ferdinand Pérez que la prensa fue la principal responsable de la campaña de desprestigio contra la UTIER y la principal promotora de la privatización de la AEE. Tanto Santos como Vázquez explicaron el engaño sobre los altos costos de la energía eléctrica y denunciaron cómo ahora intentan culpar a los ex trabajadores/as de la AEE y a sus pensiones.

La verdad es sencilla, y la reforzamos aquí: el dinero para pagar las pensiones no sale de las facturas eléctricas del pueblo. Sale del sistema de retiro, un fondo aparte que los mismos trabajadores alimentaron durante décadas con sus aportaciones. La UTIER ha sido clara: los aumentos en la tarifa eléctrica no tienen nada que ver con los jubilados, sino con los contratos millonarios, la mala administración y la compra de combustibles fósiles a precios inflados.

Durante su tiempo de servicio, los trabajadores y trabajadoras eléctricos aportaron parte de su salario para su retiro. Por eso, sus pensiones no son un privilegio, sino un derecho ganado. Santos señaló cómo las privatizadoras y el bipartidismo buscan librarse de culpa y seguir culpando a los trabajadores.

Los empleados de la AEE no dependían del gobierno para sus pensiones. Tenían su propio sistema de retiro, separado del presupuesto gubernamental y financiado por los propios trabajadores y la corporación pública. Cada empleado aportaba una parte fija de su salario, y la AEE hacía una aportación patronal, como corresponde a todo patrono responsable. Ese dinero iba a la Junta de Síndicos y se mantenía en una cuenta separada, usada exclusivamente para pagar las pensiones.

En otras palabras: las pensiones se pagaban con dinero ya ahorrado, no con lo que paga el pueblo en su factura de luz.

Desde los años cuarenta, el convenio colectivo estableció que los trabajadores tendrían un sistema de retiro propio, mantenido por las aportaciones de los trabajadores y la corporación. Santos lo repitió una y otra vez en Pelota Dura: “eso que dicen es mentira”. Los convenios reconocen que el sistema es independiente del fondo general del gobierno y no se financia con los ingresos de la tarifa eléctrica.

Incluso existe una ley que refuerza lo que Santos dijo en vivo: la Ley 447 de 1951 (enmendada) y los reglamentos de la AEE definen la creación del Sistema de Retiro de los Empleados de la AEE como un fideicomiso separado.

Una vez más, utilizan a los trabajadores como chivos expiatorios. Quien dejó de aportar fue la propia AEE y el gobierno, que durante años usaron mal los fondos o dejaron de hacer las aportaciones patronales. Ahora pretenden culpar a los jubilados, cuando ellos nunca manejaron ese dinero ni tomaban las decisiones financieras.

Por eso Santos, con una factura en mano, explicó cómo LUMA repite la mentira de que “la tarifa sube para cubrir las obligaciones del retiro”. Eso es falso: el sistema de retiro de la AEE era un fondo separado del dinero de la luz. La tarifa eléctrica no incluye aportaciones para pensiones. El aumento en la tarifa va directo al pago de contratos, compra de combustible y deudas con bonistas, no a los jubilados.

Una vez más se revela el papel de la prensa burguesa, y nos toca preguntarnos: ¿hasta cuándo vamos a seguir echándonos la culpa nosotros mismos, la clase trabajadora, mientras creemos en el gobierno y en los medios corporativos que viven de los anuncios de la empresa privada?

No nos dejemos engañar.

Como clase trabajadora, debemos tener claro que la AEE, al operar en un mercado laboral tan pequeño como el de Puerto Rico, no iba a la par con la capacidad productiva del país. La corporación fue utilizada para generar plusvalía directa a los monopolios energéticos del petróleo, convirtiéndose en una fuente exorbitante de riquezas. Eso permitió a los trabajadores obtener buenos salarios y derechos, como una pensión digna, conquistados en lucha y reconocidos en acuerdos obrero-patronales.

Pero esa riqueza que generaba la AEE no se usó para desarrollar una economía sólida ni para ampliar las fuerzas productivas del país. Se utilizó para especular en el sistema financiero y enriquecer a los monopolios capitalistas internacionales del petróleo. En esos negocios, mientras el mercado local se hundía en la lógica capitalista, los trabajadores ya habían logrado negociar pensiones justas, amparadas por la Constitución, que reconoce el derecho a la negociación colectiva.

La desigualdad entre los sectores de la clase trabajadora en un mercado tan improductivo como el de Puerto Rico, y una AEE manejada con préstamos y fondos como si fuera un estado tan grande como Texas, inevitablemente provocó conflictos internos entre los mismos trabajadores de Puerto Rico ante las diferencias salariales de sectores laborales y abrió paso al despilfarro político.

La UTIER llevó años denunciando ese desmadre.

La AEE fue la representación más clara en Puerto Rico de la anarquía del sistema capitalista. Pero eso no significa que los trabajadores sean culpables. El valor de su fuerza de trabajo era justo y necesario: su preparación especializada que iban adquiriendo en las escuelas técnicas internas de la UTIER como la de los celadores y su rendimiento eran esenciales, sobre todo en una isla expuesta a huracanes.

El problema no eran sus salarios ni sus derechos, sino la corrupción administrativa del bipartidismo y sus negocios. Si se hubiera usado el dinero que generaba la AEE para preparar y emplear podadores, atender las centrales eléctricas y desarrollar fuentes de energía renovable bajo control de la clase trabajadora, hoy no estaríamos atravesando esta crisis.

Pero desde su inicio, la AEE fue entregada al servicio de las empresas privadas.

LUMA llegó simplemente a despilfarrar lo último que queda.

En este escenario, el verdadero enemigo no está dentro de la clase trabajadora. Ser honestos con eso es el primer paso. La UTIER debe poner esta perspectiva al frente y hablar de una AEE en manos de los trabajadores y las trabajadoras.

Ricardo Santos y Ronald Vázquez, voces de la UTIER, dejan claro quién tiene la culpa del desastre energético: no son los trabajadores y las trabajadoras, es LUMA la privatización.

Como dijo Ricardo Santos: “La única salvación es quitarle la producción energética a las empresas privadas.”

Pero en Nexo Revolucionario Media, añadimos que recuperarla para dejarla otra vez en manos de la burguesía bipartidista es lo mismo.

Por eso, proponemos que la creación de comités de trabajadores y trabajadoras eléctricos en todo Puerto Rico sería un salto significativo hacia una industria eléctrica al servicio del pueblo, empleando a miles de trabajadores cualificados —incluidos los de LUMA Energy— con salarios dignos, generando un fondo de retiro en manos de la clase trabajadora y no de Wall Street, y unificando esfuerzos con los trabajadores eléctricos antillanos y caribeños.

No esperemos más.

Que sean los jubilados y activos de la UTIER quienes abran paso a la unidad obrera con los trabajadores de LUMA y GeneraPR, para la creación de comités de trabajadores eléctricos en todo Puerto Rico.

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